La semana pasada me volví a conectar con un colega. Ambos estamos estudiando un curso de Programación Neurolinguistica con una academia en Londres y decidimos unir fuerzas para practicar algunas técnicas terapéuticas juntos y prepararnos para la siguiente etapa de la formación en octubre. Me contó cómo su esposo había comenzado a caminar descalzo por todas partes. Sí, como digo, ¡EN TODAS PARTES! Al supermercado, al parque, a la farmacia. (Por supuesto, tengo la seguridad de que ambos están tomando medidas preventivas de higiene especialmente debido a la situación actual en el mundo con la pandemia).
Lo que más me impactó fue su compromiso con la posible incomodidad que se puede encontrar al caminar descalzo. Cuando le dije esto a mi colega, ella me dejó claro que ese era el punto. Todo esto de caminar sin zapatos, tan vulnerable, tan sensible al medio ambiente, es un recordatorio de que a veces la vida tiene partes cómodas y partes incómodas y todo es parte del camino.
Estar descalzo, estar presente en los momentos cómodos del camino nos hace apreciarlos aún más porque sabemos que quizás más tarde nos encontremos con un charco o quizás con pequeñas piedras. De la misma forma, cuando nos encontremos con esos tramos incómodos del camino recordaremos que el camino no siempre es así y que muy pronto volveremos a encontrarnos con esos tramos más amables.
La verdad es que salí súper inspirada por esta conversación con mi colega. Tanto es así que cuando fui a pasear a Alfonzo (mi cachorro de 10 meses) en medio de un pastizal cerca de mi casa, me quité los zapatos y comencé a caminar descalzo.
Mientras se asegura de no pisar ninguna caca. Encontré una zona segura. Me detuve y cerré los ojos para sentir la tierra bajo mis pies, la brisa, pequeños pedazos de hierba rozando mis dedos y tobillos.
Una ola de gratitud me invadió. Tomé una profunda bocanada de aire y continué mi camino hasta la salida del campo completamente descalzo. Al encontrarme nuevamente con la acera, decidí ponerme los zapatos por mi propia seguridad y me fui a casa reflexionando sobre mi breve experiencia caminando descalzo en ese mágico campo.
Además de sentirse delicioso, muchos estudios han encontrado que caminar sobre el césped tiene muchos beneficios.
Una revisión publicada en el Journal of Environmental and Public Health destacó cómo la extracción de electrones de la tierra mejora la salud.
Otro estudio encontró que la conexión a tierra cambiaba la actividad eléctrica en el cerebro, medida por electroencefalogramas. Aún otra investigación encontró que la conexión a tierra beneficiaba la conductividad de la piel, moderaba la variabilidad de la frecuencia cardíaca, mejoraba la regulación de la glucosa, reducía el estrés y apoyaba la función inmunológica.
Una investigación particularmente convincente, publicada en The Journal of Alternative and Complementary Medicine, encontró que la conexión a tierra aumenta la carga superficial de los glóbulos rojos. Como resultado, las células evitan aglutinarse, lo que puede disminuir la viscosidad de la sangre. La alta viscosidad es un factor importante en las enfermedades cardíacas, por lo que tantas personas toman aspirina anticoagulante todos los días para mejorar la salud de su corazón. Otro estudio en la misma revista encontró que la conexión a tierra puede ayudar a regular tanto el sistema endocrino como el nervioso.
Otros beneficios específicos incluyen:
Estimula tu sistema nervioso
Caminar descalzo sobre la hierba estimula puntos de presión específicos del pie y esto ayuda a estimular nuestros nervios y venas, mejorando así nuestro sistema nervioso. El dolor causado por las venas varicosas, especialmente entre los pacientes diabéticos, puede reducirse si caminan descalzos con regularidad.
Apoya los problemas menstruales y hormonales
El desequilibrio de las hormonas puede provocar varios problemas físicos y mentales. El síndrome premenstrual en las mujeres puede causar cambios de humor, dolores de estómago, dolores de cabeza, aumento de peso, estreñimiento, acné y algunos otros síntomas. Caminar descalzo sobre el césped puede ayudar a aliviar muchos de estos síntomas.
Mejora la presión arterial
Su nivel de estrés desciende automáticamente cuando camina descalzo sobre el césped, ya que se estimulan los nervios de los pies, lo que libera el estrés. Dado que su estrés disminuye, su presión arterial también se controla.
Caminar descalzo sobre la hierba no solo fortalece los pies, los tobillos, cura los dolores crónicos, la inflamación, el insomnio, mejora el sistema nervioso, la vista, el sistema inmunológico, controla la presión arterial, el desequilibrio hormonal sino que también mejora la postura, alivia la ansiedad, el estrés, la depresión , protege su cuerpo de los campos electromagnéticos, ralentiza el envejecimiento y también ayuda a curar las lesiones más rápidamente.
Ayuda a tu salud mental
Caminar también puede crear ritmos físicos y emocionales. A diferencia de correr, que puede ser apresurado y de alto impacto, caminar es suave, nutritivo y puede darnos espacio. Tenemos la oportunidad de conectarnos emocionalmente y trabajar a través de los eventos del día. Además, incluso un paseo ligero puede liberar endorfinas.
Por eso quiero invitarte a que te des unos minutos hoy para darte a andar descalzo. Puede ser en el césped, en tu balcón, en tu estacionamiento, en la sala de tu casa ... Tómate unos minutos para conectarte con el suelo, sentir el momento presente y decirle a tu cuerpo "gracias cuerpo por existir ”, agradézcale por su camino y agradézcale los momentos cómodos e incómodos.
Recuerda que me puedes encontrar en Instagram, Facebook y LinkedIn como Carla Carolina Watson. En mi sitio web puede encontrar un enlace para programar una llamada de exploración conmigo y comenzar su viaje de crecimiento personal y profesional conmigo.
Te mando un gran abrazo estés donde estés. ¡Hasta la proxima vez!
Comentarios